lunes, 26 de enero de 2015

Me he afeitado la cabeza





Me he afeitado la cabeza. Si mi madre no estuviera muerta, la mataría de la impresión. Al final he tenido valor. Años planteándomelo y en el momento más inesperado lo he conseguido. Me he afeitado la cabeza. Atrás quedan mis rizos rubios. ¡Dios! Si esto lo hubiera hecho cuando iba al colegio me hubiera ahorrado pasar a la historia como ricitos de oro. Y no detestaría los ositos por los que constantemente me preguntaban. Es curioso cómo creo afectos y desapegos. No me gusta casi ningún animal en especial. No tengo preferencia por ninguno, pero odio los osos. Estoy convencida de que los odio por el cuentito de marras. Si hubiera nacido morena no odiaría los osos. Aunque si hubiera nacido morena también sería todo hoy muy diferente. Las rubias no somos iguales que las morenas. No me refiero a la inteligencia ni a polladas de ese estilo, me refiero a la apariencia. Ya está bien de vender la corrección política elevada a la máxima potencia en forma de “Todos somos iguales”. No somos todos iguales. De momento, yo no soy parte de todos, de momento estamos todos, estamos todas, estáis todas, estáis todos, están todas… No me vengan con que el físico no es importante. El físico es importantísimo. Tu vida se ve muy lastrada (o impulsada por el contrario) por tener un físico determinado. No hablo de razas, aunque también. Hablo de tamaño, grosores... No miramos igual ni siquiera a nuestra madre si tiene una gran verruga en la punta de la nariz. Y quien diga lo contrario, miente. No soy superficial, más bien todo lo contrario, pero no puedo despreciar la importancia del envoltorio. Puedes regalarle a alguien la última obra maestra del cine en dvd y lo único que la diferencia de que se la copies pirateándola es el envoltorio. Prueba a regalar una mierda de plástico envuelta en un precioso papel de regalo. No soy superficial y me he afeitado la cabeza. Y no ha sido por estética, aunque sea lo que más me va a afectar en unos días. Ha sido un paso hacia adelante. No sé hacia dónde, pero hacia adelante, seguro.
He hablado con uno de mis amigos españoles aquí en Ixtepec y me ha comentado que los designios del Islam indican que a la mujer no le está permitido afeitarse la cabeza. A diferencia de al hombre. Otra cosa más que aleja la religión de las personas. Mi párroco allá en El Salvador siempre se ha sabido que andaba con las maras. Algunos lo interpretan como un acto de caridad cristiana. Pero yo no podía soportar ver a quién mató a mi hijo comulgando en el mismo sitio que lo hacía yo. No sé si me reconocerá con la cabeza afeitada, como lo hizo aquel día. Seguramente el ser rubia no me haya ayudado a pasar inadvertida por sitios donde los cabellos claros son casi exclusividad de los extranjeros.
Ya casi no sueño con lo que pasó. Y digo casi, porque no me ataca todas las noches en forma de pesadilla terrible. Cuando vives algo así no hay manera de quitártelo de la cabeza nunca. Quizás no quiera quitármelo inconscientemente. Seguramente sea gasolina para seguir adelante. Tenerlo ahí. Siempre presente. Aunque esté ausente todo por lo que luchar y caminar. Sólo me tengo a mí misma, pero caminaré y lucharé mientras pueda por el recuerdo de los que me hacían luchar por ellos simplemente al ver sus miradas. Ahora me han contado que lo de afeitarme la cabeza tiene muchos significados en el mundo de los sueños. Verse en un sueño con la cabeza afeitada y en invierno, señala pesadumbre y aflicciones o enfermedades. Afeitarse donde no corresponde es un mal presagio. Al menos yo lo he hecho en la realidad y con un poco de calor. Una cabeza afeitada en un sueño también representa cumplir una promesa; es asimismo una seguridad ante un peligro; cortarse el pelo en viaje de peregrinación es pagar una deuda o un triunfo. Específicamente, si una mujer sueña que se ha afeitado la cabeza se traduce por mala reputación, pero si lo hace como una promesa es un buen augurio. No lo sé. Ni me prometo ni sueño nada ya. Sólo me he afeitado la cabeza. También se indica que si en el sueño se es invitada por alguien a cortarse el cabello, significa que su marido tiene otra mujer en secreto y que la obtuvo por la intermediación de esa persona que te invita, que será con quien tendrás el disgusto. Mi marido tenía otras mujeres. Creía que era en secreto. Pero eso da igual ya. Dicen que ver en sueños a una mujer con la cabeza afeitada indica divorcio, muerte, separación... Yo quiero verme todos los días cuando me mire al espejo, me da igual lo que significaría si en lugar de cada mañana fuera cada noche al dormir. Me gustaría que mi marido, pese a todo volviera a soñar. Volviera a soñar conmigo ahorita mismo. Porque cuando un hombre sueña que la melena de su esposa está cortada en forma no habitual, es signo de que no le dará hijos jamás. Porque si no le doy hijos, no volveré a perderlos. No volverán a arrebatárnoslos jamás. 



Otro de los españoles me comenta que fueron los romanos los que introdujeron la costumbre de rasurar completamente la cabeza como símbolo de humillación, especialmente en las mujeres que mantenían relaciones amorosas con el enemigo. Yo ya no tengo enemigos porque no quiero malgastar unas fuerzas que voy a necesitar en el camino en odiar a nadie. Tampoco sé quiénes eran los romanos ni creo que pueda sufrir más humillaciones ya en mi vida. Cuando se ha perdido todo, de lo que menos te preocupas es de la dignidad. Porque la dignidad más grande que tienes es levantarte cada día y seguir adelante. Y continuar persiguiendo un sueño. Aunque parezca una pesadilla. Durante el reinado del faraón Akenaton, la reina Nefertiti puso de moda el "estilo nubiano' que dictaba que todas las mujeres se afeitaran la cabeza completamente. Yo no quiero parecerme a todas las mujeres. Yo sólo quiero saber que soy una mujer que tiene fuerzas para seguir adelante.
Por eso, o por todo lo contrario, me he afeitado la cabeza...





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